"Estudio sobre la Fiesta". Centro Nacional de las Artes


A la vida normal, ocupada en los trabajos cotidianos, encajada en un sistema de prohibiciones, donde se mantiene el orden del mundo, se opone la efervescencia de la fiesta. Es muestra de la cultura y por ende de la identidad cultural, reafirma el sentimiento de formar parte de una comunidad y reproduce simbólicamente la identidad colectiva. Es una celebración cíclica y repetitiva, que contribuye a significar el tiempo y a demarcar el espacio, la estructura y las dimensiones de lo público y lo individual, nos muestra todo un mundo de encuentros y desencuentros, de diálogo y de tensiones a la vez.
Sea cual sea su origen y motivación, irrumpe en el curso de la vida cotidiana y crea otro espacio social, temporal y lúdico, alterando normas y valores, renovándolos y propiciando transformaciones culturales. La fiesta no sólo es participación, es también creación y recreación, nos mueve a un mundo diferente, a una realidad que festeja, juega, ríe, celebra, recuerda, llora y entrelaza el pasado con el presente; transforma el espacio físico y espiritual, y nos lleva a la comunión con el otro. Esta serie pictórica, analiza la relación que el mexicano mantiene con los conceptos fiesta y muerte como analogía de las necesidades humano-espirituales en el contexto global. Amarillos saturados, rojos brillantes, magentas, naranjas y violetas profundos son algunos de los colores que componen la serie Estudio sobre la fiesta.
Apropiaciones conceptuales provenientes de mi acercamiento a la pintura de exvotos y al cotidiano trágico-festivo de mi pueblo natal, Tultepec. Esta serie de 24 piezas, en pequeño y gran formato, cuestionan mi labor personal, es una interrogante teórico- formal de lo pictórico y su naturaleza.
¿Por qué pintar en el contexto actual? Y sobre todo ¿por qué así y no bajo formalismos que enaltecen las cualidades complacientes de la imagen o bajo cánones de abstracciones estériles? La respuesta es
simple, la pintura tiene vitalidad. Es una fiesta, un carnaval, entendido como el momento permitido para la corrupción del espíritu y el cuerpo. Ésta pintura parece quemarse, arder en sí misma, inmolarse, como
analogía del contexto histórico que nos toca vivir. Su construcción también evoca una autopsia, sus múltiples capas y planos, estructurados bajo diversos tratamientos plásticos que van de la mancha o las
veladuras a las pastas más groseras, remiten a la construcción orgánica de los cuerpos, cadavéricas composiciones con cromatismos que estallan como explosiones festivas. Desde un aspecto técnico-formal la serie Estudio sobre la fiesta, es generada por el uso del óleo, como ingrediente principal, mezclado con resina copal. En consecuencia puedo evocar, desde el plano de lo simbólico, la relación que mantiene el mexicano con lo místico y su innegable vínculo con la muerte.

Alma Infante 
Ángel Solano



Ángel Solano. "Estudio sobre la fiesta XX o sus pinches muertitos", 2017
Óleo / papel montado sobre madera, 72 x 56 cm.



Ángel Solano. "Estudio sobre la fiesta XII", 2017. Óleo / papel montado en madera. 56 x 72 cm.



Ángel Solano. "Estudio sobre la fiesta XXII", 2017. Óleo y aglutinante 37/ papel montado en madera, 56 x 72 cm.





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