Ángel Solano. Artista del Dolor




Por  Alberto de la Hoz.

Las necesidades expresivas del ser humano tienen una larga
historia, como la existencia misma, la capacidad de
comunicarse y el arduo ejercicio hermenéutico del hombre a través de los tiempos alcanzo grandes alturas con la invención del lenguaje oral, pero el punto máximo que desencadenó el
desarrollo y diferencio al hombre con sus antepasados fue la
escritura. La invención de símbolos que representaban palabras, tuvo quizá un desarrollo paralelo a los símbolos   de las primeras
representaciones graficas e icónicas de la naturaleza, estos actos
expresivos nacieron con el hombre y afortunadamente continuamos haciendo uso de ellos ahora con algo que hemos definido como arte.

Así la pintura sobrevivió  a la historia del ser humano, e incluso sobrevivió  al invento de la fotografía de donde nació el cine y la televisión.

Ángel Solano es un artista plástico, nació en Tultepec en el año de 1982, comenzó su carrera artística a la edad de 17 años de manera autodidacta, hasta que tuvo la oportunidad de estudiar con el Maestro Luis Nizhizawa y con el Maestro Benjamín Domínguez, inicio estudios en la carrera de arquitectura en la UNAM, estudios que abandonó para entrar a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda,  donde concluyó sus estudios como Licenciado en Artes Plásticas y Visuales.
Ángel Solano concedió amablemente una entrevista a Revista Directo y nos conto de su trabajo como artista que la ha llevado a lugares muy importantes, desde ser becario  del FOCAEM, hasta tener obra expuesta en París.

¿Cuáles son los temas de pintura y por qué?

Ángel Solano:  En mi pintura me interesa hablar de la parte oscura de la vida, de eso que en psicología se denomina como la sombra, considero que la belleza va siempre unida al sentido del dolor, al sentido trágico y me preocupa hablar de eso porque es la parte mas sensible del ser humano, por ejemplo el miedo  a la muerte, no tenemos miedo a morir como tal sino a sufrir antes de morir, entonces a mi preocupa hablar de ese sufrimiento a partir de un proceso crónico degenerativo de una enfermedad y como el cuerpo es transformado tanto psicológica como socialmente en otra entidad.
Al descubrirme involucrado en el mundo de los hospitales por la enfermedad de mi madre que fue diagnosticada hace 5 años con artritis reumatoide, un padecimiento muy fuerte que le causo dos años y medio de una crisis ya que el diagnóstico era erróneo. Verme inmerso en ese mundo del dolor ajeno obviamente me sensibilizo y me hizo  entender el proceso de su enfermedad a partir de mi experiencia plástica.

¿Cuál es tu sustento teórico?

En las cuestiones teóricas, mis referentes más directos son la teórica  Julia Kristeva, que hace un análisis de las cuestiones abyectas, de las cuestiones que causan asco dentro de la sociedad como los
fluidos corporales, por ejemplo. También habla cuestiones de semiótica bíblica, hace un análisis del rechazo a lo impuro dentro de la religión cristiana y sobre todo en nuestra sociedad latinoamericana que estamos muy inmersos dentro de la religión judeo  cristiana; entonces en mi trabajo hago esa relación directa entre la fe y el sentido de la enfermedad. El dolor y su belleza está presente en mis piezas sobre todo en la Estética de la Enfermedad que es la serie que he trabajado más durante tres años y de la cual he tenido la mayor satisfacción.

¿Por qué está presente la tanatología en el desarrollo de esta obra?

Me di cuenta que esa cuestión teórica de
saber sobre la muerte, el sentido de la muerte y el sentido del dolor, el enfrentar las pérdidas humanas iba muy
enfocado hacía la visión plástica de mi trabajo; por lo tanto, también es un referente directo teórico hacia mi producción artística, el sentido de la belleza de la muerte  y el entender que la muerte es parte de la vida y que es inseparable la una de la otra y que tenemos que vivir ese proceso lo más feliz posible, que también hay belleza en la muerte.

Actualmente, estoy trabajando en  el proceso de agonía y muerte de mi tía que fue quien me crió junto con mi madre, fue inesperada la muerte y bastante rápida mi primera reacción impulsiva, no se si por cuestión creativa, fue tomar registro, documentar el proceso de la muerte de mi tía   y a partir de eso realizar una serie de pinturas, una serie de piezas que hablen del sentido del dolor y del acompañamiento tanatológico en ese sentido, involucrar, ahora ya, la tanatología y el arte dentro de mi producción artística. Acompañar a una persona en su proceso de muerte ha  sido uno de los regalos más fuertes de mi vida y ver esa belleza del momento de la muerte y la despedida.

¿Cuáles han sido tus proyectos más importantes?

El desencadenante dentro de mis proyectos fue la beca que recibí del FOCAEM en la categoría de Jóvenes creadores. La beca por el proyecto Discapacidades Motoras desencadena toda esta serie de obra relacionada hacía la enfermedad y la muerte. Este proyecto, consistío en instalación, acción y video, esta fue realizada a partir de comprar aparatos ortopédicos  a familiares de personas que hayan muerto o que tenían una enfermedad crónica, posteriormente yo uso esos aparatos en espacios públicos dedicados,  a lo que denomino la felicidad, como por ejemplo cines, ferias, en una iglesia que hace que vayas a una satisfacción emocional o como sanar cuestiones de dolor. Yo me acerco con los aparatos hacia  personas  y entonces el resultado de la reacción de rechazo, de asco, de repulsión y reacciones en el sentido de ¡ay! pobrecito, el enfermo que también no es algo  muy agradable. Posteriormente se montan estos aparatos, que tienen el registro del uso de las personas enfermas, como su grasa corporal, vendas, fluidos que traen la esencia de la persona enferma, en nichos realizados en acrílico que evocan a las imágenes religiosas, en este sentido hablo de la dependencia de una persona enferma a aparatos, pero también  el sentido de religiosidad y el sentido de fe que tiene las personas en un objeto, este proyecto fue el detonante a la serie La estética de la enfermedad que ha sido montada en el Museo de Arte Moderno del Instituto Mexiquense de Cultura y la Galería la Esmeralda del Centro Nacional de las Artes.

Posteriormente de esta serie que consta de objeto, instalación y video, regrese a la pintura porque necesitaba hablar de los mismo, de la enfermedad pero desde otro medio, un medio más espiritual, un medio que nace a partir de cuestionamientos filosóficos, por lo tanto, realicé una   pieza que tuvo la oportunidad de exponerse en el Instituto Cultural de México en París en julio del 2011. Es el retrato de una mujer que esta postrada en una cama, la cual padece esclerosis lateral amiotrófica, el titulo es El cuerpo ausente y hablo

de lo mismo de la evocación del cuerpo y  la transformación del dolor, pero ahora a partir de la pintura.  Esta obra fue el resultado de un concurso de selección que organizo el periódico Reforma y que fue  convocado a las ciudades mas importantes del país, Guadalajara, Monterrey y el D.F.; fueron 15 obras las que estuvieron allá y que posteriormente, estuvieron el Polyforum Cultural Siqueiros hasta el 30 de septiembre de este año.

¿Cuáles son tus proyectos más próximos?

A partir de la experiencia de la muerte de mi tía, el acompañamiento dentro de un hospital con enfermos crónicos, el deseo de seguir hablando de este tema, a partir de mi producción plástica, es involucrarme directamente con los enfermos terminales. Poder hablar del último momento en que están  en esta vida a partir de acercarme al Hospital de Enfermedades Crónicas que se encuentra cerca de Teotihuacán y que es el único con esas características en el país. Hay personas que no tienen familia y que llegan directamente a morir en ese lugar, entonces quiero hablar de esa belleza, de que es el último momento de la vida de una persona o acompañarla porque si de por sí la vida es complicada la muerte no tiene porque vivirse sola. En México no hablamos de la muerte, nos negamos mucho, a pesar de que tenemos una festividad en noviembre y que dicen que los  mexicanos nos burlamos de la muerte, en realidad  no es así, en realidad es un homenaje, un sentido de tributo y convivencia mutua.

¿Te has encontrado con conflictos por la naturaleza de tus obras?

Si he tenido conflicto con algunas de mis piezas sobre todo con una que se llama Sudario  la cual  fue apoyada por Casa Serra y que fue expuesta en el Museo de Arte Moderno, son retratos  de mujeres desaparecidas y esta elaborado con sangre menstrual, esto le deja algo al espectador bueno o malo y con ello se logra que no se olviden de la obra.

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